Al igual que el adobe, el superadobe se basa en la tierra, es económico y mantiene las casas frescas durante el día. Pero también es resistente a los terremotos. ¿Podría este giro en una tradición salvar vidas en todo el mundo?
El sol cae, las gallinas se escabullen y la música suena debajo de la lona de una cocina improvisada. Las nubes de la mañana se abren, dando paso a la vista del volcán activo Popocatépetl, parcialmente cubierto de nieve, a lo lejos. A lo largo de las calles de Hueyapan, Morelos, los escombros aún se encuentran esparcidos por el mortal terremoto de magnitud 7.1 de septiembre de 2017. El epicentro del terremoto se encuentra a solo 60 km al sur de aquí.
El residente Pablo Cuauhtémoc Saavedra Castellanas se encuentra junto a los inicios de lo que será el nuevo hogar de su familia. Pero a diferencia de muchos de sus vecinos, Saavedra no está usando bloques de concreto para reconstruir. El material que está usando se llama superadobe. Como material terrestre, no requiere recursos externos. Y, quizás lo más emocionante para los lugareños en esta área sísmicamente activa, es resistente a los terremotos.
Las bolsas de polipropileno llenas de una mezcla de tierra y cal se apilan una encima de la otra. Las paredes de la casa están cubiertas de tres capas de tierra, cal, pastos y estiércol de caballo. El techo de Saavedra es actualmente una lona; más tarde, la lona será reemplazada por tejas de arcilla de fabricación local que han sido parte de la arquitectura regional durante siglos.
Ver más de la nota.